viernes, 25 de marzo de 2016

EL RACISMO CIENTÍFICO EUROPEO

En el siglo XIX, de la mano de los estudios científicos biológicos y antropológicos, se desarrolló una concepción racista con apoyo en la ciencia occidental. Estos estudios científicos sostuvieron que la especie humana estaba dividida en cuatro razas, nombradas a partir del "color" de piel: raza blanca, raza negra, raza amarilla y raza cobriza.

ado en la segunda mitad del sglo XlX por las potencias europeas  para justificar el colonislismo, jingoísmoy genocidio, en varias partes de América, África, Asia y Oceanía. Entre ellas puede mencionarse el “Reparto de África ” legalizado en la Conferencia de Berlín  de 1884-1885, en la que doce países europeos, el Imperio otomano y Estados Unidos se consideraron a sí mismos con derechos territoriales exclusivos sobre el continente africano, ignorando a los pueblos que lo habitaban. Entre otros muchos actos inspirados y legitimados por la filosofía racista pueden mencionarse, la apropiación en 1885 como propiedad privada de Leopoldo II de Bélgica del Estado Libre del Congo , en el que impuso un régimen esclavista y genocida; la conquista de la notable ciudad de Tombuctú por Francia en 1893 y la destrucción de su cultura varias veces centenaria; la conquista y destrucción del Reino de Dahomey en 1894 por Francia; la conquista de Madagascar por Francia en 1895; la conquista y destrucción del Reino de Benín en 1897 por Gran Bretaña; la apropiación por parte del empresario y mercenario británico Cecil Rhodes de lo que a su muerte se llamaría Rhodesia; la Conferencia de Algeciras de 1906, en la que las potencias europeas consideraron que Marruecos debía ser un “protectorado” de España y Francia; la matanza por inanición y envenenamiento del agua de las poblaciones Herero y Namaqua en el Desierto del Namib, entre 1904 y 1907, por parte de los colonizadores alemanes, considerado el primer genocidio de siglo XX; etc.
Leopoldo ll


Leopoldo fue el fundador y único propietario del Estado Libre del Congo, un proyecto privado encabezado por él mismo. Utilizó al explorador Henry Morton Stanley para ayudarle a reclamar el Congo, un área que actualmente ocupa la República Democrática del Congo. En la Conferencia de Berlín de 1884-1885, las naciones europeas con intereses coloniales –que pactaron el reparto de África– se comprometieron a mejorar la vida de los habitantes nativos del Congo, al tiempo que confirmaron su posesión por parte de Leopoldo II. Sin embargo, desde un principio el monarca ignoró estas condiciones y amasó una gran fortuna gracias a la explotación de los recursos naturales del Congo –cauchodiamantes y otras piedras preciosas– y la utilización de la población nativa como mano de obra forzada y esclava.

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